Como autora de libros específicamente de español, luego de estudiar el espacio curricular, investigar, redactar, editar, y realizar todo lo pertinente hasta ver la parte intelectual concluida; debo enfrentarme a la difícil tarea de diseñar una portada que, además de ser atractiva e interesante, identifique la obra y el espíritu del contenido de la misma.

En ese momento surgen muchas ideas, el punto es diseñar algo creativo, que se aleje de lo rutinario; evitando en todo momento copiar, imitar o plagiar otras portadas de libros que aborden temas similares.

La tecnología ofrece múltiples y valiosas opciones que pueden tomarse como referencia; sin embargo, seleccionar el ícono para identificar los libros va más allá de una idea prosaica y sin sentido; es un compromiso que rebasa los límites de la simple estética.

Una portada responsable educa, orienta, instruye y cultiva.